SN8

UN PAR DE VIDEOS DEL GUEVASO DEL SN8

“¡Marte, allá vamos!”, tuiteaba Elon Musk tras el aparatoso incidente que sufrió la Starship SN8 en la madrugada de este jueves, en el que la nave explotó en el ejercicio de aterrizaje. Para la mayoría de los medios de todo el mundo, se trata de un fracaso catastrófico con la única buena noticia de que se trataba de una prueba no tripulada. Sin embargo, para el segundo hombre más rico del planeta, se trata de todo un éxito que podría acercar un pasito más al ser humano a los viajes interplanetarios comerciales, al estilo de lo que sucede actualmente con las aerolíneas que conectan cualquier punto de la Tierra con otro. Pero, ¿cómo es posible? ¿Se trata de un ejercicio de optimismo exacerbado?

En absoluto. Antes de la prueba con el Starship SN8, Elon Musk vaticinaba pocas probabilidades de que el aterrizaje no acabase en explosión. De hecho, en realidad el experimento se centraba en otros elementos, como llegar a grandes altitudes con innovadoras técnicas de vuelo y, sobre todo, el revolucionario sistema de aterrizaje que combina la retropropulsión con el uso de alerones para fijar la posición correcta de la aeronave en pocos segundos para alcanzar la trayectoria ideal. Es más, considerando el entorno para el que está pensado el cohete, se trata de un éxito rotundo: en Marte y la Luna hay muchísima menos gravedad que en la Tierra, por lo que el aterrizaje que vimos anoche habría resulto más que satisfactorio allí.

En este sentido, el propio Musk explicó que la causa de la explosión no fue un fallo en el aterrizaje o un error de cálculo, sino que “la presión del tanque de combustible del cohete era baja”, lo que causó que “la velocidad de aterrizaje fuese alta”. Es decir, que no hubo la presión suficiente en el tanque de cabecera (que está reservado solo para el aterrizaje) para que el combustible circulase a la velocidad deseada y que, por ello, no se produjo la retropropulsión idónea para evitar la explosión. Sin embargo, añadió que en SpaceX contaban con ello y que, gracias al test, la compañía obtuvo “toda la información necesaria” de este vuelo de prueba.

Marte, horizonte 2024

En cualquier caso, se trata de una prueba más dentro del ambicioso calendario de SpaceX para enviar su primera misión tripulada a Marte en 2024. La idea es que la Starship entre en la atmósfera de Marte a 7,5 kilómetros por segundo y desacelere aerodinámicamente, con la exitosa prueba de anoche. Teóricamente, el escudo térmico del vehículo está diseñado para soportar múltiples entradas, pero dado que el vehículo está entrando en la atmósfera de Marte a tanta temperatura, la compañía continúa investigando cómo evitar la degradación del casco en el momento de la entrada. La prueba de anoche también ha servido para comprobar la resistencia de la aeronave en este sentido.

Por eso, en los próximos años continuarán las pruebas terrestres y espaciales de SpaceX. Por ejemplo, las naves ligeras Dragon acaban de demostrar su viabilidad tras acoplarse con éxito una de ellas en la Estación Espacial Internacional, y sobrevolarán la órbita marciana en 2022. La idea es que de aquí a 2024 se pueda establecer el ecosistema idóneo en Marte para que la Starship se conviertan en un sistema de transporte totalmente reutilizable diseñado para llevar tanto a la tripulación como a la carga a la órbita terrestre, la Luna, Marte y más allá.

En el caso de Marte, Elon Musk considera que es uno de los “vecinos habitables más cercanos de la Tierra. Hace un poco de frío, pero podemos calentarlo. Su atmósfera es principalmente de CO2 con algo de nitrógeno y argón y algunos otros oligoelementos, lo que significa que podemos cultivar plantas en Marte simplemente comprimiendo la atmósfera. La gravedad en Marte es aproximadamente el 38% de la de la Tierra, por lo que podríamos levantar objetos pesados y brincar en él”.